Querido Madrid:
Hace ya cinco meses que te cambié por Grenoble... ¡Anda, no me lo tengas en cuenta!
Sabes mejor que nadie, que soy un alma libre, que me gustan
las aventuras a rabiar, que hacer lo que me da la gana es mi deporte favorito,
que mi único vicio es viajar, que soy nómada del mundo hasta la
médula, que no soporto la rutina, que soy incapaz de no soñar, que me mareo si
no me salgo con la mía, que necesito la diversidad como necesito investigar, que tempus fugit, que ser
peregrina es mi profesión, que las ciudades sólo se leen con los pies, que esto es un exilio de sentimientos encontrados, que caminante no hay camino y que se hace camino al
andar, que me guía el corazón y no los mapas, que mi patria son mis zapatos,
que la vida es corta y las ciudades muchas, que en los aeropuertos se cuecen
las mejores historias para los nietos, que la tortilla de patatas ya la encuentras hasta en la china, y que NoéAmeLepliage hace mucho que dejó de tomar colacao.
También sabes, que para mi es imposible no sucumbir a
tus encantos; que la nostalgia de ti repercute cada día en mis entrañas, llena mi ser de dudas y me estorba para respirar; que estas muy por encima de mis recursos; que sólo tú tienes memoria de mis mejores vivencias; que siento sincera
predilección por tus calles; que soy madrileña de los pies a la cabeza y más castiza
que la calle de Alcalá; que eres la más bonita que ninguna; que soy impaciente,
intranquila, inquieta, impetuosa, independiente, diligente, presumida y muy nocturna, así como eres tú; que sé
que solo tu me llevas al cielo; que recorrer tus calles me cura hasta las
heridas del alma; que noches madrileñas son noches y lo demás son inventos; que
eres mi cuna, que eres mi casa, que eres mis raices; que para mí lo único
ingrato que hay en ti es que no puedo recorrerte enterita en una tarde; que eres
la única que se hace vieja sin envejecer pues no te pasa el tiempo; que de tus
ruidos depende mi humor y de tu luz mi inspiración; y que aunque presuma de soltera, mi corazón te pertenece.
Echo de menos dar paseos por el Retiro, y cuando toca acercarme al Palacio de cristal. Odio las aglomeraciones, pero este año voy a echar de menos hasta las rebosantes casetas de libros que ponen cada 23 de abril, por tus paseos. Sabes, incluso echo de menos el ir y venir de
la calle Fuencarral; el perderme por las tiendas del barrio de Salamanca; el chocarme
con la gente en la Gran
vía; hacer la visita en alguna iglesia (de tantas) que se esconden por tu centro; ir
en busca de <<gangas, chiripas y cachivaches castigados por la fortuna, a la
celebérrima plazuela del Rastro>>; volar en metro; ir sin rumbo por Sol y
utilizar como guía el cartel de TIO PEPE -ese que malamente han intendado
arrebatarte-; disfrutar de la noche en blanco, las fashion nights y las ferias
de Ifema como sardina en lata, por el mero placer de pasar un rato más a tu lado; ir
de bares por La latina, transportarme a Egipto gracias al Templo de Debod, el
tapeo en el mercado de San Miguel, las cerves de cada día, los
desayunos-rápidos en el vips antes de ir a la universidad, correr con tacones hacia la puerta
de Alcalá para llegar a tiempo a la discoteca de turno, tomar una horchata en Alborada (Alcalá, 125), espantar a las ocupas
(palomas) de la Plaza Mayor, un domingo por Pintor de rosales, merendar en el
salón de té de Margó (María de molina, 5), picar algo en Wok to Walk
(Hortaleza, 7), las noches en Green, sobretodo cuando estaba Yeyo (Juan bravo,
3), tomar una copa rápida en DF (Paseo de la castellana, 74), una de coctels en
Colors (Hileras, 9), Nuestro querido Lateral de castellana -¡y no hablemos de
Harvest (Paseo de la castellana 40)!-, las noches de Gabana (Velásquez, 6),
incluso a veces las de Cats (Calle de Julián Romea, 4), ir a la playa (¿Quién
decía que no tenías playa?) en Ojalá (Calle de San Andres, 1), tomar un
heladito en Freddo Freddo (Calle Padre Damian, 15) o en Los Alpes (Arcipreste
de hita, 6), pre-noches en Equilicua
(Claudio Coello, 122) o -hace no tanto- en la albacería (Avda. del general
perón, 40), relajarme en El Mar
(Embajadores, 31) tomándome un delicioso café; una tarde de museos: Reina Sofía -En este caso tarde de museo y biblioteca- (Calle de Santa Isabel, 52), Sorolla (General Martinez campos, 37) y cómo no,
en el Museo del Prado (Ruiz de Alarcón, 23) - y ya que estamos una vueltecita por el Jardín Botánico-; dar una vuelta por Chueca y entrar en sus infinitas galerias de arte, y ya que estamos un paseillo por el Mercado de San Antón (Augusto Figeroa, 24); ir a norestaurant (Puigcerdá, 8, callejón de Jorge Juan); pasarme por HD (Guzmán el bueno,
67) a por una de sus deliciosas hamburguesas; descubrir tiendas de segunda mano
como el Templo de Susú (Espíritu Santo, 1); investigar sin hora de cierre las reliquias de la
librería Periferia (Lavapies), una de cenita y coctel en Viva la vida
(Costanilla de San Andrés, 16); o una de comida en Bazaar (Calle Libertad, 21); La plaza de Santa Ana; quizás una de Miss Sushi (Calle Padilla, 4)entre semana; Acabar la noche -¡demasiadas noches ya!- en Iberia (Glorieta de San Bernardo), enamorarme de mil libros en San Ginés (Pasadizo San
Ginés, 2)y ya que estamos un chocolate en San Ginés (Pasadizo San Ginés, 11); ir a saludar a Julia (Calle del pez), transportarme a Londres* en Hermosilla,
26; una pizza fresca en la Pizzería
Maravillas (Malasaña. plaza del 2 de mayo, 9), los cup cakes de Happy Day
Bakery (Plaza del 2 de mayo, 11), Maravillarme con las vistas de la Azotea del círculo de
bellas artes (Alcalá, 42), cruzarme con José y Emilio o como les suelen llamar
“ los heavys de la Gran
vía” y que me saluden con alguno de sus originales piropos; disfrutar del remanso
de paz de la Plaza
de la Villa,
dejarme seducir por la comida de La
Isla del Tesoro (Manuela Malasaña, 3), subir y bajar
la cuesta de los ciegos, pasear por el jardin del príncipe de Angola; El Madrid
de los Austrias; Los generosos bocatas de
calamares de La Ideal
(Botoneras, 4); lo mágico que me resultaban tus calles el día de las fuerzas armadas; ese ir al Bernabeu sólo para disfrutar del ambiente; El bullicio de Plaza Catilla o la estación de Atocha… Te echo tanto de menos. Tanto.
Pero sabes también, que las cosas de palacio van despacio; que todo se andará, que estamos predestinados y que tarde o temprano -más tarde que temprano- volveré a ser yo misma en tus calles, saciaré mi alma con tus rincones, me dejare
embriagar por tus sonidos y bailare sin miedo en tus garitos. Lo prometo. Te lo prometo. Me lo prometo.
Ahí te dejo
Madrid.
Siempre ¡Hasta luego!
Siempre ¡Hasta luego!
*Querido lector, citando palabras de A. Beller: “Madrid no presenta los romanos balsones de Tarragona o Mérida, ni el título imperial de Toledo, ni la baña caudalosa vía fluvial, ni tiene la importancia histórica de Oviedo, León, Burgos o Zaragoza, ni el morisco sello de Córdoba, Sevilla o Granada, ni los vergeles de Murcia y Valencia, ni otra cosa a su favor más que su posición en el punto más céntrico de la Península.” Pero tiene (y esto lo digo yo) ¡más vida que todas las anteriores juntas! A los que no crean esta verdad... ¡que Dios les coja confesados!
*Espero no volver a oir nunca más vuestro "No conozco lo suficiente Madrid", asi que para que le pongais remedio, he aqui algunos de mis rincones más añorados desde el extranjero -si es que residir en otra parte de la unión europea, esta considerado "el extranjero", que con tantas moderneces y globalización, ya ni se sabe.- ¡A vivirlos se ha dicho!
Afectuosamente,
NoéAmeLepliage.
No me da tiempo a leerte mucho ahora, pero lo poquito que he leído, me ha gustado mucho! :)
ResponderEliminarMe voy a trabajar pitando, pero me apetecía darte las gracias por tu comentario, y descubrirte, lo cual ha sido una alegría!
Yo también me pasaré por aqui a menudo!!
Un besito!!